El brunch no es una moda de ahora. Hace más de 100 años, una cita del semanario Punch publicada en 1896 anunciaba: “To be fashionable nowadays, we must brunch”. A finales del siglo XIX para ser moderno y cool había que practicar el brunch el fin de semana, la moda que llegaba en aquellos tiempos procedente de Nueva York a Europa.
En la gran manzana, era la solución ideal para los que habían trasnochado y no querían madrugar para desayunar y tampoco tenían el cuerpo para soportar la comida consistente del domingo. Una forma de compensar los excesos gastronómicos y etílicos del fin de semana porque incluía un elemento clave para la recuperación oportuna y eficaz de la resaca (en el caso de que se sienta uno aquejado de ella): una moderada cantidad de alcohol. El brunch da la opción de pedir algún coctel, como los clásicos el Bloody Mary (jugo de tomate y especias, con vodka) y la Mimosa (champaña con jugo de naranja), que encajan perfectamente con los platos propios del brunch y su horario relajado. Y, también según cuentan… cura la resaca.
Y su popularidad le hizo viajar a Europa, y quedarse. «Si quieres ser moderno, pásate al brunch», como dictaba el titular del Punch.
La primera referencia escrita data de 1895, un año antes, cuando el periodista Guy Beringer lo dio a conocer en las páginas del semanario Hunter’s Weekly, describiéndolo como una combinación de desayuno y comida que algunas familias de la alta sociedad tomaban tras volver de su jornada de caza dominical.
¿Bru…que?
El brunch (un neologismo a partir de la unión de breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo)) define una comida realizada por la mañana entre el desayuno y el almuerzo, unos consideran que de 11 a 16 y otros 10 a 13.
En nuestras latitudes sin embargo, se adapta a los gustos locales y no funciona como sustituto al desayuno, sino como alternativa a la comida dominical (por eso, en la mayoría de los restaurantes su horario de inicio se retrasa hasta las 12 del mediodía). Más consistente que un desayuno, pero más ligero que una comida, el brunch ya es costumbre.
El orígen
Como en casi todo lo del comer y del beber, tiene una o varias historias confusas, no contrastadas y que se basan más en el gossip popular y esa tradición oral del ser humano que le lleva a crear mitos y leyendas, que en versiones constrastadas.
Hay quien apunta a las madres británicas, quienes preparaban importantes desayunos para sus trasnochadores hijos, a los ganaderos estadounidenses, que madrugaban en festivo para trabajar y se recuperaban con este desayuno tardío, o a los deportistas, capaces de engullir súper desayunos tras una jornada temprana de entrenamiento.
Otra teoría dice que su origen se remonta al siglo XIX en Gran Bretaña, donde los campesinos y granjeros tenían como costumbre tomar algo a media mañana para reponer fuerzas.
También se afirma que el brunch es heredero del buffet tradicional sueco, el Smörgåsbord, y que fue llevado por los emigrantes a Estados Unidos y adaptado a los platos allí existentes.
Hay otra historia que cuenta que esta comida se le atribuye a un periodista que escribió en el periódico neoyorquino The Sun, por los típicos hábitos alimenticios de esta profesión que lo obligaban a comer al mediodía
Una más, la última, cuenta que fue la comunidad judía no ortodoxa de Nueva York la que inició los brunchs como rito secular.
En fin… historias para todos los gustos. En cualquier caso, el brunch llegó a España hace más de 10 años y poco a poco se ha ido instalando como una costumbre social de fin de semana.
Tienes una ventajas muy “findesemaneras”: elimina la obligación de levantarse temprano, comienza con té o café, mermelada, panes y bollería, para luego pasar a platos más pesados, principalmente proteína en forma huevos y carnes.
Unos de los platos típicos son los huevos Benedictine (que tienen también su historia, como siempre, no es la única teoría sobre el origen de los ‘huevos benedictine’, pero sí una de las más extendidas: a finales del siglo XIX. Mr. y Mrs. Benedict acuden al mítico y lujoso restaurante Delmonico’s de la Gran Manzana. ‘¿No tiene usted hoy algo nuevo y diferente que sugerirnos?’, preguntan. Entonces el maître propone un desayuno a base de huevos escalfados sobre una tostada de muffins ingleses y una tira de bacon o jamón.
Son tan famosos que tienen su propio ranking en la revista Forbes. Estos son los Top10 Huevos Benedictine de los Estados Unidos:
1. The Grill Room, New Orleans
2. Lola, Seattle
3. The Whole Ox, Honolulu
4. Peacock Alley, New York City
5. Wit & Wisdom, Baltimore
6. Yardbird, Miami
7. Montagna, Aspen
8. Petrossian, Los Angeles
9. Zazie, San Francisco
10. Sprout Restaurant, Chicago
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