El futuro no está solo en las ciudades inteligentes, sino también en el medio rural.
Guía de Emprendimiento en el Ámbito Rural – ESTA & UPTA
Emprender en el mundo rural fija población, atrae talento, genera motor económico, desarrolla proyectos que se convierten en embajadores turísticos del territorio. En definitiva: fija valor en la zona en la que se establece el emprendimiento. Un valor que se extiende más allá y abarca también a las comarcas y pueblos cercanos.
Este jueves y viernes estuve en Valderrobres, la preciosa localidad turolense en la que ADEA ha celebrado la IV edición de su Congreso Internacional de Turismo Rural, COMTUR. Preparando mi intervención para la mesa redonda sobre emprendimiento joven y rural que moderé – y en la que me acompañaron, por cierto, cuatro fantásticos emprendedores con cuatro proyectos que querrás conocer y que te dejo en enlaces al final del artículo – pensé que la pandemia nos ha quitado muchas cosas, pero también nos ha traído otras y nos ha obligado a ver más allá.
Turísticamente hablando, nos ha hecho ver otros territorios. Ese efecto centrífugo que tienen el verano y las vacaciones de sacarnos de nuestro entorno habitual y despedirnos hacia la costa y los destinos con mucha carga, con la pandemia cambió.
Y, de repente, vimos esa oportunidad en el mundo rural. Cierto que la mayoría de nosotros no pasamos de fantasear con qué haríamos para ganarnos la vida si nos mudáramos al pueblo, pero hubo una parte de la población, del tejido empresarial y emprendedor, que empezó a ver lo rural con ojos de BOS (ya sabes, Blue Ocean Strategy) y a concebirlo como una oportunidad real.
¿Cómo transformamos el rural para que sea en verdad la tierra de oportunidades que desean quienes ya viven en él y quienes piensan en mudarse? ¿Cómo impulsamos la inversión desde los destinos del rural? Invertir en nuestros pueblos y comarcas ¿es una moda post pandémica o una tendencia que realmente impactará en el largo plazo? ¿Cómo es el perfil del emprendedor rural? Son algunos de los temas sobre los que reflexionamos en Valderrobres, en el marco del congreso y de su magnífico castillo. En este artículo comparto contigo algunas ideas y conclusiones al respecto.
Emprendimiento rural: perfil del emprendedor
Un 54% de los emprendedores rurales son mujeres – Informe Mujer, pobreza y desarrollo sostenible, Fundación COPADE en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid.
El 80% de las empresarias rurales son autónomas dedicadas a actividades que permiten diversificar la economía rural y complementan las actividades agrícolas y ganaderas: ecoturismo, agroturismo, turismo de experiencia, artesanía y oficios artesanales, transformación de productos autóctonos o sector agroalimentario.
La tasa de población de 18 a 64 años involucrada en un proceso emprendedor es del 29,8% en las zonas rurales, frente al 26,1% de las zonas urbanas – Global Entrepreneurship Monitor.
Los sectores que concentran la mayor parte de iniciativas de emprendimiento rural son dos: el primario – como es lógico – y el turístico.
En cuanto a la edad del emprendedor rural, diversos estudios desarrollados por asociaciones y organismos locales, comarcales y provinciales de toda España coinciden en señalar un porcentaje de menores de 30 años que oscila entre el 23 y el 35%.
Estos son los datos que recogen los informes. En la mesa de COMTUR, sin embargo, coloreamos el perfil con otros atributos:
Los emprendedores rurales apuestan por la economía de proximidad, por crear redes entre ellos y con otros negocios locales y comarcales, por difundir y exportar la autenticidad que ofrece su territorio y que les sirve también como ventaja competitiva en tanto que diferenciación.
Emprendimiento rural: los palos en las ruedas
La idea romántica de cerrar tu casa en la ciudad, meter lo imprescindible en un par de maletas y trasladarte al punto del mapa en el que haya caído el dedo apuntando con los ojos cerrados está muy bien para las películas y los anuncios veraniegos de Leroy Merlín. La realidad es más compleja. Reconocer las barreras para desarrollar una actividad económica en el rural es el primer paso para trabajar en derribarlas. En quitar los palos de las ruedas.
Hace 10 años, Rurápolis publicaba un informe – elaborado por Miguel Ángel Molinero Espadas y Carmen Rocío Rodríguez Pleguezuelo – en el que definían nueve barreras al emprendimiento rural:
- Malos accesos o comunicaciones.
- Escasa cualificación o motivación de habitantes de zonas rurales.
- Excesivos o complejos trámites administrativos.
- Carencias de los servicios básicos en zonas rurales (colegios, centros de salud,..).
- Dificultades para la correcta comercialización de productos o servicios.
- Dificultades para el acceso a los recursos necesarios (personal, recursos financieros, tecnología…).
- Falta de información sobre oportunidades empresariales.
- No disponer de un modelo de negocio correctamente diseñado o gestionado.
- Escaso conocimiento o demanda de productos o servicios de zonas rurales por parte de la población urbana.
En 2018, la actualización del estudio establecía en cuatro las barreras principales: exceso y complejidad de la burocracia, falta de recursos (no solo económicos), desconexión entre oferta rural y target urbano y dificultad en la comercialización por desconocimiento o mala gestión.
Dejan de ser problemas capitales para el emprendimiento rural los accesos y comunicaciones, la formación de los habitantes del rural y los servicios básicos. Si a esto sumamos – hablando de recursos – que actualmente en nuestro país coexisten un Programa Nacional de Desarrollo Rural (PNDR) y 17 programas autonómicos que detallan las necesidades específicas de cada territorio y que los gastos en el rural pueden ser menores y llegar a compensar algunas de las carencias, algo hemos avanzado.
Emprendimiento rural: los retos
Emprender es, de por sí, un deporte de riesgo. Hacerlo en el medio rural tiene además sus retos específicos y se entremezclan los personales con los profesionales, sobre todo en una nueva generación de emprendedores para la que la vida personal y familiar es muy importante.
Para Marta Fernández (propietaria de Mas la Llum), el principal reto fue la incomprensión a nivel familiar y social: “Íbamos a contracorriente de todo: familia, amistades, dejar dos empleos estables para irnos al campo a crear algo. O estás muy determinado en lo que quieres hacer y confías mucho en que es viable, o te puedes perder por el camino influenciado por la sociedad”.
Otro reto que apunta Marta es el de gestionar los vacíos legales a la hora de plantear, por ejemplo, soluciones avanzadas en sostenibilidad. Es el mal de los pioneros: cuando inicias una actividad que no está regulada 100% y no tiene marco administrativo por ser muy novedosa, encuentras estos vacíos.
“A nivel personal, mi reto está siendo arriesgar la estabilidad económica” explica Jon Iñaki Yurrebaso (propietario del Hotel-Restaurante Mendi Goikoa Bekoa), quien dejó un puesto en el entramado gastronómico de Dani García para perseguir su sueño de hacer las cosas de otra manera. Desde el punto de vista laboral, atraer y fidelizar el talento es lo que le resulta más complicado: “Encontrar profesionales que quieran venir a tu casa a trabajar, estando donde estamos, es complicado” asegura Jon. El reto del equipo es recurrente en emprendimiento rural y también ha sido clave en el proyecto trufero de Sofía Agustín (Desarrollo de Negocio en Manjares de la Tierra).
Junto con el equipo, las dos grandes quejas del mundo rural las apunta Sofía: “Internet y la logística. No encontramos forma de llevar el producto si no somos nosotros quienes lo llevamos a los puntos clave”. Las comunicaciones, de todo tipo, son fundamentales en un medio muchas veces aislado, fragmentado y con redes deficientes o sin construir.
Si estás echando de menos la digitalización entre los retos del emprendimiento rural, he de decirte que, efectivamente, también está entre ellos. Muy especialmente cuando hablamos de proyectos relacionados con el turismo. Joshua Molina (fundador de Oasis Hunters) apunta en este sentido la necesidad de mejorar el grado de digitalización como forma de mejorar la accesibilidad al turismo rural, ya que “algo tan sencillo como hacer una reserva online sigue siendo un reto en este sector”.
Y aporta un dato muy clarificador: El 98% de los clientes finales de turismo rural quieren reservar online, algo que choca con la realidad de que “solo entre el 25 y el 30% de los hoteles y casas rurales tienen sistemas de reservas en tiempo real”.
Emprendimiento rural: los facilitadores
Más allá de los obvios – es decir, todo aquello que ayuda a eliminar una barrera es un facilitador – me parece especialmente importante el cambio importante de percepción del mundo rural por parte de la sociedad. Esto es algo que ya se había empezado a observar antes de la pandemia, como se recoge en la Guía ‘Emprendimiento en el Ámbito Rural’ elaborada por ESTA y UPTA con el apoyo del Ministerio de Trabajo y Economía Social, y que con la pandemia ha experimentado una evolución exponencial.
Ni moda, ni tendencia: necesidad
Es una de las grandes preguntas en torno al crecimiento del rural. ¿Se trata de una moda o es más bien una tendencia estratégica con impacto a largo plazo? Se la planteé a mis acompañantes en COMTUR y los cuatro estuvieron de acuerdo en que no es una moda, sino una tendencia que se quedará. Una tendencia que se está convirtiendo en necesidad.
La pincelada un paso más allá la dio Marta: “Emprender en el rural puede ser una realidad y una necesidad para gente que quizá no encuentra el hábitat adecuado en las ciudades y necesita otra forma de vida, gente que quiere emprender en el rural para autoemplearse. Es posible que en un primer momento haya un boom y que no todos los proyectos se vayan a afianzar, pero será una necesidad”.
Llegados a este punto, me parece interesante destacar cómo ha cambiado la forma de emprender, en muchos aspectos. Hace años, uno emprendía fundamentalmente para generar un beneficio económico, para buscarle rentabilidad a una actividad económica. Hoy estamos viendo una forma de emprender completamente diferente.
Hoy emprendemos por valores, por aportar valor al territorio. Hoy emprender es defender una forma y estilo de vida, unas creencias. Es tener un propósito con aquello que hacemos cada día. Es una forma diferente de entender la manera de hacer negocios.
Porque hoy existe toda una generación de emprendedores que quieren que sus negocios tengan un impacto positivo; también en la cuenta de resultados, por supuesto: un negocio que no es sostenible no es un negocio, pero no solo ahí. Buscan un impacto positivo en el territorio y la comunidad local, potenciar el valor de los productos, y ayudar a la supervivencia y la apuesta por la continuidad de aquello que forma parte de nuestra identidad, nuestra forma de ser y de lo mejor que tenemos para poder ofrecer a esos millones de visitantes que nos honran con su visita cada año.
Links de interés:
Manjares de la Tierra. Exporta a más de 20 países la Trufa Negra de Teruel.
Mas la Llum, la casa de paja. Casa de Ecoturismo rural y formación en sostenibilidad. Best Business Education for Sustainability por la Unión Europea.
Oasis Hunters. Seleccionada por la OMT dentro de las 20 startups que marcarán el futuro del turismo.
Hotel- Restaurante MendiGoikoa Bekoa, en Axpe (Vizcaya). En la lista “100 jóvenes talentos de la gastronomía”, del Basque Culinary Center.
Tenemos varias citas, apunta:
- En mi canal de podcast, para hablar de Turismo, Hospitalidad & Hostelería desde una perspectiva de felicidad.
- En mi canal de youtube, para mostrarte diferentes puntos de vista con grandes profesionales.
- En mi Biblioteca, para ofrecerte más materiales con los que trabajar.
- En Prensa y Actividades, para compartir contigo mis entrevistas y actividades en las que participo.
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Imagen de portada de Turismo del Matarraña.