Si lo prefieres, te lo leo
Vivimos en un momento incierto y muy volátil. En arenas movedizas. Nadie sabe, en realidad, lo que va a ocurrir. Este momento de incertidumbre hace que no haya ninguna tendencia que pueda consolidarse – en principio – porque todo es cambiante.
¿Qué es lo que ha cambiado? Como te he comentado en varios artículos y entrevistas en estos meses, ha cambiado todo porque ha cambiado de nuevo nuestra posición en la escala de necesidades. En la pirámide de Maslow. En el periodo a. M (antes de Marzo 2020), nuestra afortunadísima sociedad occidental vivía instalada en la cúspide de la pirámide, en la necesidad de auto realización: buscando nuestro bienestar, entendernos, realizarnos como ser humano. Pero entonces llegó el Cisne Negro, la pandemia que nadie pudo prever. Y, de una patada, el virus nos envió al segundo escalón de la pirámide. Desde lo más alto, al segundo escalón: al de la necesidad de seguridad. Todo lo que habíamos conseguido con esfuerzo a lo largo de años, décadas, probablemente siglos… lo perdimos el día en que anunciamos una pandemia mundial.
Una vez perdimos la seguridad, nos vimos frágiles. Desprotegidos. Y lo único que hemos hecho desde ese momento es tratar de minimizar el impacto de esa falta de seguridad.
Lo desconocido nos lleva a este momento de incertidumbre y muy volátil, en el que las cosas cambian muy rápidamente y nadie sabe qué va a ocurrir en realidad. Es por eso que, en este momento, es muy difícil identificar tendencias, porque no son tendencias sólidas. Estamos más bien ante “moda” de choque, ante comportamientos generados para poder convivir en ese segundo escalón de la pirámide de Maslow y con esa gran fragilidad en torno a la seguridad. Percibida o real, pero fragilidad al fin y al cabo.
Antes de continuar, un apunte:
La moda es algo efímero que ocurre en un espacio acotado de tiempo y acotado geográficamente. Las tendencias son corrientes de hábitos de consumo que se generan a partir de grandes cambios.
A partir de aquí: ¿Cómo identificamos las tendencias? En este momento es difícil. Pero la teoría nos dice que las tendencias vienen de los que ocurre en varias fuerzas: la económica, la política y las nuevas legislaciones, la social (con sus cambios como los movimientos migratorios, la esperanza de vida, la natalidad), la ecológica y medioambiental…
Si pensamos de una forma más abierta y entendemos que las tendencias son el resultado de grandes cambios y no algo que ocurre únicamente en un espacio dado en un tiempo acotado, empezaremos a entenderlas, identificarlas y aplicarlas. ¿A qué? A nuestra vida, nuestras profesiones y nuestros negocios.
Ahora mismo… ¿Qué cambios se están produciendo? Muchísimos. No hay nada asentado. Si buscas en este artículo las cinco mega tendencias top que van a marcar nuestra vida en los próximos años, lamento decepcionarte: no las vas a encontrar. Y no solo eso: desconfía de aquellos gurús que no observan y vaticinan, de quienes lanzan mensajes sin esperar a tener un análisis de los que está ocurriendo, de los artículos que identifican ya las tendencias que nos van a mover en los próximos años… porque todavía no se están manifestando.
De momento, lo que tenemos son situaciones en las que estamos poniendo remedios de choque. ¿Serán tendencia? No lo sabemos. Te pongo un ejemplo rápido y sencillo: las mascarillas ¿serán tendencia? Si las llevamos durante un largo periodo de tiempo – y, créeme, en términos de generación de tendencias en tiempo que llevamos con mascarilla no es largo, por más que nos lo parezca – van a generar tendencias. Si en un tiempo nos damos cuenta de que ya no las necesitamos, habrá sido una moda.
La clave para identificar una tendencia y diferenciarla de una moda está en identificar aquello que va a tener una trascendencia en el tiempo, versus identificar aquello que es puntual.
La vida no es una pasarela de moda donde cada año salen nuevas tendencias. Es necesario observar, analizar y tener paciencia. Las tendencias son mucho más profundas y transformadoras de nuestra sociedad y de nuestros hábitos de vida.
Si bien es cierto que no podemos identificar en este momento tendencias consistentes, sí podemos leer con más profundidad en lo que está ocurriendo en nuestro día a día, para ver por dónde irá la consolidación de las tendencias en un futuro cercano. Y para hacerlo, voy a utilizar como ejemplo el evento en el que participé este martes, 8 de septiembre, en los jardines del Hotel Fairmont Barcelona Rey Juan Carlos I.
Organizado por Business With Social Value, Cosas que importan es un evento anual en el que los valores de Cooperación, Colaboración y Unión cobraban en esta edición especial importancia, junto con el de Reactivación de la actividad económica y laboral con el objetivo de lograr el bienestar y la felicidad social.
Participar me ha hecho especial ilusión, porque ha supuesto para mí la vuelta a los eventos presenciales, tras meses de eventos e iniciativas online con las que he buscado en todo momento contribuir a la recuperación de nuestro sector. Pero vamos a las tendencias. Un evento presencial en la era Covid-19 supone moverte en un entorno nuevo, con una planificación y especificaciones nuevas y mucho menos – infinitamente menos – contacto social. Estas son las cuatro reflexiones sobre cómo pueden ir las tendencias, al hilo del evento, que me hice y que quiero compartir contigo.
UNO: PLANIFICACIÓN
Lo primero que he observado de la organización de Cosas que importan es que, durante las semanas previas a la celebración del mismo, se ha dedicado mucho trabajo a desarrollar un protocolo de seguridad, para coordinarlo y para ejecutarlo. Se ha diseñado todo el espacio, hasta el mínimo detalle; se han pormenorizado todos los flujos de entrada, de salida y de movimiento por el recinto del evento; se ha trabajado especialmente en la coordinación de los diferentes equipos en aras de cumplir en todo momento con las medidas de seguridad. Se han protocolizado, en suma, para trabajar de una forma distinta a la pre-Covid19.
Primera tendencia incipiente: vamos a necesitar organizarnos mejor. Necesitamos mejores protocolos, mejorar la coordinación entre equipos, ser más eficientes en este sentido. A partir de ahora, veremos más planificación, y no únicamente en los eventos: también en las empresas y en la convivencia social.
DOS: GESTIÓN DEL ESPACIO
Mi segunda reflexión viene de la mano de un hula hoop, que me lleva a hablar de la gestión del espacio. En Cosas que importan, el espacio que debía ocupar cada asistente, guardando las debidas distancias de seguridad con el resto, estaba delimitado por un hula hoop: un círculo – como los círculos de protección de la magia – en el que participar de forma segura en el evento.
Segunda tendencia incipiente: Con la necesidad de regular y limitar los flujos de gente en el espacio público, así como la forma en que interactuaremos en los espacios, la tendencia incipiente que vislumbro es un cambio importante en el uso del espacio: de las zonas comunes de los hoteles, de las entradas y salidas, de la organización de los grandes espacios de comunicación (aeropuertos, estaciones de tren, de autobuses, intercambiadores…). El reto es cómo repensamos y reutilizamos estos espacios y cómo generamos nuevos flujos seguros en ellos.
TRES: COMUNICACIÓN
Si has asistido a algún evento presencial en estos meses desde que se levantó el Estado de Alarma o has visto imágenes en redes sociales o los medios de comunicación, habrás advertido la cantidad de cartelería comunicando medidas de seguridad y mensajes importantes que hay ahora. Si antes de la pandemia la comunicación era importante, ahora – y puesta al servicio de la seguridad – es fundamental.
Tercera tendencia incipiente: la comunicación es más importante que nunca. Debemos comunicar los cambios a nuestros clientes, cómo nos coordinamos entre todos y cuáles son las nuevas normas.
CUATRO: INDIVIDUALIDAD COLECTIVA
Al acceder al recinto donde se celebró Cosas que importan, lo primero que nos entregaron – después de identificarnos y tomarnos la temperatura – fue un kit personal de protección: mascarilla, pantalla, gel hidroalcohólico… Que teníamos que utilizar dentro de un espacio acotado, dentro de un hula hoop. ¿De qué nos habla esto? De seguridad, sí, pero… ¿De qué más? De responsabilidad individual para poder relacionarnos socialmente. De individualidad colectiva. Como personas, tenemos una responsabilidad individual para nosotros mismos y para los otros.
Cuarta tendencia incipiente: individualidad colectiva, responsabilidad personal para la interacción social dentro de los espacios.
Estos cuatro factores, estas cuatro tendencias incipientes, nos ayudan a visualizar cómo va a ser nuestra vida futura más allá de la necesidad o no de usar mascarillas, geles hidroalcohólicos o cualquier protección asociada solo al Covid-19. Son cuatro factores que van más allá de cómo se llame ahora esta pandemia, porque hablan de un profundo cambio social en nuestra manera de hacer las cosas hasta ahora.
Si hacemos una foto cuando el paisaje está en movimiento, nos quedará borrosa. No seamos impacientes a la hora de identificar aquello que se quedará. No corramos en implementar soluciones sin saber si serán una tendencia o una simple moda. Aprendamos a identificar a partir de la observación, el análisis y la sensatez. Las grandes apuestas, las que deben tener la referencia de las tendencias, requieren de calma.
Tenemos varias citas, apunta:
- En Instagram Stories, para hablar de forma distendida de la actualidad del sector.
- En mi canal de youtube, para mostrarte diferentes puntos de vista con grandes profesionales.
- En mi Biblioteca, para ofrecerte más materiales con los que trabajar.
- En Prensa y Actividades, para compartir contigo mis entrevistas y actividades en las que participo.
Y si quieres que colaboremos juntos – charla/masterclass/mesa redonda en tu evento online (digital) u onsite (presencial) – te invito a contarme lo que necesitas aquí.
Recuerda que, como suscriptor, tienes acceso a contenido y acciones exclusivas, que te iré anunciando en la newsletter. Contáctame aquí.