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¿Tengo que ofrecer “cortesías” en mi restaurante?

Es difícil fidelizar a la clientela, y una de las herramientas a disposición del restaurador son las atenciones y cortesías durante el servicio, un valor añadido “gratuito” que se ofrece en la experiencia global, porque

en los pequeños detalles está la diferencia, y este es un oficio de diferencias

En este post contemplo las “cortesías”, es decir, aquellos productos o servicios que se ofrecen de forma gratuita al cliente en servicios más gastronómicos. Los menús del día o fórmulas no acostumbran a tener este tipo de valor añadido.

Cada establecimiento tiene un modelo de negocio, una filosofía y un target de cliente diferente. Lo digo siempre y no me canso de hacerlo, cada restaurante es una Universo, y no hay dos parecidos. Pero gestionar bien este recurso es importante sea cual sea el modelo, filosía o comensales que se sientan a la mesa.

Ofrecer un snack en el tiempo de espera previo al servicio de los primeros platos es una buena idea para mantener al cliente entretenido y “abrirle el apetito”, preparar sus sentidos para disfrutar de los platos. Mi consejo es huir de los típicos tópicos de aceitunas o taquitos… (idea: las mermas preparadas en forma de snack o los productos gourmet son muy buenas opciones.)

Y terminar el servicio con unos petit fours o unos digestivos que acompañen al servicio de café, es otra forma habitual de agradecer la visita del cliente, dándole un valor añadido. Los italianos son los reyes del chupito de grapa o limoncelo

Estas cortesías son una buena forma de promocionar productos gourmet o locales, de proximidad. Es una buena forma de comunicar emocionalmente al cliente la identidad del establecimiento

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Un Comentario

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  1. Desconozco el coste económico que pueden tener estas cortesías en un establecimiento. Imagino que muy variables, dependiendo de la cantidad y “de la calidad”.
    De lo que sí me puedo hacer una idea es de su coste indirecto.

    Me viene a la mente un caso en concreto en el que hasta hace un par de años ofrecían a sus clientes una copita de cava y algún aperitivo en vasito, y elaborados con esmero además.
    La sensación, antes siquiera de haber llegado el primer plato, ya era de que tu visita como cliente era muy bien recibida.
    Luego los cambiaron por los típicos taquitos de queso y palitos de pan, sin más. Y ahora finalmente los han eliminado del todo.

    La carta es la misma en gran parte, la atención sigue siendo impecable. Pero este detalle que tenían y ya no tienen le da un aire completamente diferente a una cena.

    Sigue siendo un local altamente recomendable. Por eso no voy a decir su nombre, porque no quisiera que alguien interpretara que no es un sitio donde ir porque han eliminado estos detalles, pero es un caso real donde, bajo mi punto de vista, un local ha pasado de un 9 a 7 “sólo” por este cambio.

    Buena entrada, Eva. A lo que nos tienes acostumbrados, vaya 😉

    Besos,
    Silvia

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