Los Adrià no sólo revolucionaron el mundo de la cocina desde elBulli descubriendo un nuevo universo de sabores, olores o texturas relacionadas a nuevas técnicas de cocina y su arriesgado tratamiento de los productos. También fueron precursores a la hora de poner estas producciones en la mesa.
En 1996, contactaron con unos jóvenes diseñadores de Barcelona y les pidieron desarrollar una vajilla específica en la que presentar los petit-fours, basada en las formas de la papiroflexia, y en la que cada pieza tenía su razón de ser, su propia personalidad que iba unida indisolublemente al propio petit-four.
Al elBulli le siguieron los hermanos Roca (El Celler de Can Roca), Paco Pérez (Miramar, Eggs, Cinco, etc etc), Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), Albert Raurich (Dos Palillos) o David Muñoz (DiverXO), entre muchos otros chefs propietarios. Y estas pequeñas piezas de arte, las vajillas y cuberterías personalizadas, comenzaron a formar parte de la identidad de sus cocinas, los lienzos sobre los que presentar sus platos.
Además de la cerámica, que es el material más tradicional con el que fabricar platos, se han incorporado el acero inoxidable y la madera, y hoy en día grandes diseñadores se alían con grandes -y no tan grandes restauradores- para personalizar las vajillas según sus necesidades de emplatado con materiales innovadores, como por ejemplo, el vidrio termoconformado, que puede ser opaco, mate y de colores.
No todos los restauradores podéis permitidos el lujo de que diseñadores de prestigio trabajen en las pequeñas piezas de arte sobre las que emplatar vuestras recetas. Pero si vemos cada vez más, un esfuerzo titánico para diferenciarse, para romper moldes y presentar la comida de manera divertida y original.
Cada vez vemos más hamburguesas sobre tablas pizarra, cestillos metálicas para fritos, latitas metálicas, platos de diferentes formas con las que los chefs nos enamoran. Porque todos sabemos que la comida entra por los ojos, y ninguno de vosotros debéis perder este primer golpe de efecto ante el cliente.