Turismo Circular: Objetivos y Oportunidades
Estableciendo las perspectivas futuras de viajes y turismo, con 2.000 millones de turistas (OMT, 2011) o más de 280 millones de hogares que viajarán internacionalmente para 2030 (Estudio de Visa, 2016) habrá el doble de turistas en los destinos turísticos más populares, con una creciente población mundial al mismo tiempo.
«Este crecimiento lleva aparejada una mayor responsabilidad: debemos traducirlo en unos empleos y unas vidas mejores. Hemos de proseguir con las inversiones en innovación, transformación digital y educación, de modo a sacar partido de los numerosos beneficios que puede aportar el turismo, a la vez que mitigamos sus efectos en el medio ambiente y la sociedad mediante una mejor gestión de los flujos turísticos»
Zurab Pololikashvili, Secretario General de la OMT
Con otros 2.500 millones de consumidores globales que se espera se unan a la clase media para 2030 (Estudio de Visa, 2016), también habrá una demanda creciente en los viajes y el turismo como tendencia lifestyle. Millones de personas generando un gran impacto en destinos más o menos preparados para poder asumir esa carga de forma sostenible.
El turismo mundial crece por encima de las previsiones por:
- Crecimiento de la población mundial con capacidad económica para viajar.
- Mayor longevidad.
- Mejora de las infraestructuras de transporte.
- Percepción del turismo como un “derecho” universal.
- Globalización y concentración de la industria turística.
- Mayor predisposición a los viajes de las nuevas generaciones.
- Ciclo económico positivo.
Millones de personas viajando, haciendo turismo por el mundo y con unos nuevos valores en la maleta y una responsabilidad como consumidores.
El informe del Foro Económico Mundial Impulsar el consumo sostenible (2009) describe la importancia del futuro papel del consumidor en el desarrollo sostenible: “El enigma de la prosperidad y el crecimiento estará indisolublemente vinculado al consumidor, cómo eligen los productos, cómo los usan y, en última instancia, cómo perciben y reciben más valor con menos impacto social y ambiental. En el futuro, los consumidores serán socios críticos de las empresas en la búsqueda de estilos de vida sostenibles caracterizados por el consumo sostenible de bienes y servicios”.
Todos hablamos de sostenibilidad. Pero no aparece un camino común, una hoja de ruta consensuada. Según Josep Francesc Valls (ESADE), solo aparece una forma de mantener la democratización del viaje y rentabilizar el turismo. Se trata de buscar la dimensión del negocio que lo haga sostenible. Y eso quiere decir…
- Aprovechar el nuevo entorno digital para reducir costes, que permita mejorar sustancialmente los salarios, dada la extrema importancia de las personas en la producción del servicio.
- Ofrecer productos y servicios que provoquen experiencias para grupos más o menos amplios, pero que les generen valores concretos lejos de la masificación.
- Usar recursos naturales en economía circular, el más rentable de los sistemas.
- Y perder la obsesión por el número de turistas sustituyéndola por la del gasto que ejerce a cambio del valor ofrecido.
En este contexto y mirando al futuro, para cambiar la oferta y hacerla sostenible en todos los niveles, la demanda también debe ser sostenible. Eso significa hacer más esfuerzos también para educar a los consumidores sobre cómo viajar de una manera mejor y más responsable, y hacer que formen parte de este importante cambio hacia un turismo sostenible y circular.
Solo coordinando todos los actores de la cadena de valor, se logra una economía circular.
Pero cambiar comportamientos, y en particular motivar comportamientos más sostenibles, está lejos de ser sencillo. Los comportamientos individuales están profundamente arraigados en contextos sociales e institucionales (Jackson, 2004). Un reciente documento de políticas de la OCDE, que apunta a abordar los problemas ambientales con la ayuda de ideas de comportamiento, muestra que la simplificación y el encuadre de la información es la herramienta más importante para activar conscientemente ciertos valores y actitudes de las personas.
En definitiva, si hacemos caso de la afirmación del secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili – «el turismo internacional se mantiene fuerte en todo el mundo gracias al impulso de una economía positiva, una mayor capacidad aeroportuaria y la agilización de los visados. Si bien tras dos años de resultados excepcionales el aumento de las llegadas ha experimentado una ligera desaceleración, el sector aún supera la tasa mundial de crecimiento económico» – y nos ceñimos a los datos que nos confirman que Europa la región más visitada del mundo – registró un robusto crecimiento (+4%), impulsada por los destinos de la Europa Meridional Mediterránea y la Europa Central y Oriental (+5% en ambos casos) –, llegaremos a la conclusión de que es una tendencia global, con el crecimiento en África motivado por la recuperación en curso del Norte de África; el Caribe (+17%) repuntando con fuerza tras unos resultados insatisfactorios en 2018 debido a los efectos de los huracanes Irma y María a finales de 2017; y Asia y Pacífico con resultados positivos (+6%) en los tres primeros meses, encabezados por el Nordeste Asiático (+9%) y por el excelente desempeño del mercado chino.
Ante una perspectiva de crecimiento, el sector necesita innovación, transformación digital y formación. Tres ejes básicos para que el sector dé un gran paso… y que no serán fáciles de implementar. La atomización y singularidad de los negocios, y una cierta impermeabilidad al cambio hacen que Horeca avance con más lentitud en la transformación de lo que nos gustaría. El sector necesita también asumir el reto de la transformación verde, en la que es necesario implicar a toda la cadena de valor para conseguir objetivos reales, una transformación que se parece mucho a los principios de la Economía Circular.
Antes los mayores retos del Sector Turístico (consumo de agua, consumo de energía, generación de CO2 y generación de desechos) algunas soluciones circulares como diseñar espacios de forma modular y energéticamente eficiente; priorizar los recursos biodegradables o utilizar el desperdicio como materia prima; incorporar nuevas prácticas como alquiler de espacios, mobiliario, electricidad, transporte, así como la venta de residuos; reutilizar materiales y acabar con los productos de un solo uso (o reciclar como última opción), parecen ser las adecuadas para minimizar el impacto medioambiental de la actividad.
Pero existen tres objetivos básicos de turismo circular y que pueden llevarse a cabo en (casi) cualquier negocio. Y esto es una estupenda noticia, porque indica que la transformación es posible. A partir de minimizar el impacto de la huella, el desperdicio y apostar por el reciclado, la rueda de la economía circular empieza a rodar y a reportar beneficios.
3 objetivos básicos de turismo circular: producto local, foodwaste, reciclaje
OBJETIVO 1: Producto Local
El primer objetivo de turismo circular es incrementar el consumo de productos locales. Y es que la comida tiene un papel particularmente importante en el desarrollo de los servicios turísticos, ya que a menudo comprende el 30% o más del gasto turístico (Alimentación y la experiencia turística, OCDE 2012).
Examinado a partir de la perspectiva del desarrollo rural sostenible, el sector primario, los productos locales contribuyen a preservar la diversidad de las variedades locales. Vincular a los pequeños productores con la industria del turismo es una forma de mejorar el desarrollo económico de las regiones menos desarrolladas. Los productos locales mantienen los espacios verdes y las tierras agrícolas en los destinos y ayudan a fortalecer los vínculos rural-urbanos.
En este sentido, el sector de los pequeños productores está creciendo a nivel global para satisfacer la creciente demanda de los consumidores. Tal tendencia conlleva grandes oportunidades para la industria de la hospitalidad. La encuesta What’s Hot in 2016 de la Asociación Nacional de Restaurantes de EE. UU. encontró que los productos cultivados localmente figuran en las tres tendencias más populares. Al mismo tiempo, el abastecimiento hiperlocal (por ejemplo, los jardines de los restaurantes, la elaboración de cerveza en el lugar y los productos elaborados a partir de producción propia) ocupó el número cuatro de las tendencias más populares (WhatsHot2016). Otra encuesta anual realizada por Restaurants Canada en 2015 incluyó la categoría de “comida local” en las primeras cuatro tendencias.
Indudablemente, el sector turístico se beneficia de la participación de productores y comunidades locales, que agregan valor y autenticidad a los destinos, lo que los hace más atractivos. La comida local atrae a los viajeros y contribuye a la experiencia turística, lo que indica el potencial de marketing para las industrias hoteleras, el turismo y el desarrollo regional (P. Björk, H.Räisänen, 2016).
La comida es una parte cada vez más importante de las experiencias turísticas, y las culturas alimentarias de todo el mundo son una fuente rica de diversidad cultural, económica y social. Pero con alimentos más globalizados, la autenticidad de las experiencias se ve amenazada (La experiencia de los alimentos y el turismo, OCDE 2012).
Por otro lado, y resaltando la importancia de los productos locales, cuando se trata de encontrar el equilibrio entre la consistencia de la marca de los hoteles o restaurantes y los productos locales, los altos estándares de calidad prometidos por una marca podrían mantenerse al mismo tiempo que se promueven los productos locales. La calidad juega un papel clave en la ruta de compra, y los hoteles y restaurantes pueden requerir la mejor calidad de los productores locales al proporcionarles capacitación e intercambio de conocimientos como parte de sus políticas de RSC.
Para facilitar aún más el abastecimiento y la compra de alimentos locales, algunas compañías han lanzado plataformas ONLINE que representan los mercados de los agricultores. Dan la oportunidad a los hoteles y restaurantes de comprar a granel, minimizando los costos logísticos. Dichas plataformas están ofreciendo a los productores a pequeña escala medios para realizar acciones de colaboración a nivel local, que son esenciales para satisfacer la demanda y seguir produciendo de manera sostenible. El turismo promueve aún más el potencial de tal vinculación a través del papel de los turistas como fuentes de demanda local temporal, lo que puede llevar a un crecimiento en la producción y la búsqueda de mercados adicionales para perseguir economías de escala (Hall y Gössling, 2016).
Es tendencia y muchos hoteles y restaurantes ya presentan productos locales en sus ofertas, siendo una parte importantísima de su despensa.
Y los grandes, sin duda apuestan: AccorHotels, que incluye las cadenas Pullman, Sofitel, Novotel, Mercure e Ibis, tiene la intención de “reducir el desperdicio de alimentos en un 30%, en particular mediante la obtención de alimentos a nivel local”. La agenda de negocios responsables de InterContinental Hotels Group alienta a los hoteles a utilizar productos y servicios respetuosos con el medioambiente y de origen local. En 2015, Hilton actualizó su Política de abastecimiento responsable para respaldar un suministro sostenible a largo plazo al abordar los problemas empresariales, ambientales y sociales conocidos. La Visión de Sostenibilidad Ambiental de Hyatt 2020 también se enfoca en apoyar las economías locales.
OBJETIVO 2: Foodwaste
Un segundo objetivo de turismo circular, simultáneo a la utilización de productos locales es la prevención del desperdicio de alimentos. Según un estudio realizado por Bohdanowicz (2005), alrededor del 20% de todos los residuos en hoteles y restaurantes son residuos de alimentos. El coste promedio estimado del desperdicio de alimentos evitable para las empresas es de 0,52£ por comida (WRAP, 2014). Estas cifras muestran el importante efecto económico del desperdicio de alimentos en las empresas.
A nivel mundial, el desperdicio de alimentos tiene un impacto realmente enorme en la sostenibilidad ambiental y económica. El volumen global de desperdicio de alimentos por año se estima en 1.300 millones de toneladas y las consecuencias económicas directas para los productores de desperdicio de alimentos (excluyendo pescado y mariscos) llegan a los 750.000 millones de dólares anuales (FAO, 2013). La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) también estimó que la huella de carbono de los alimentos desperdiciados es equivalente a 3.300 millones de toneladas de dióxido de carbono por año.
Visto así toma un gran relevancia y, aunque este tipo de datos hay que leerlos con la mente muy abierta, sí demuestran que hay formas de mejorar el desperdicio en el sector.
Este asunto ha estado generando atención global en los últimos años y se ha convertido en uno de los debates que mantenemos encima de la mesa. Estados Unidos, donde la industria del foodservice es líder a nivel mundial, planea reducir su desperdicio de alimentos en un 50 por ciento para el 2030, y la Unión Europea planea hacer lo mismo para el 2020.
La Estrategia Europa 2020 exige hallar nuevas formas de minimizar el desperdicio; cambiar los patrones de consumo (como mejorar la planificación de los menús, de modo que la “pulpa de desperdicio” de, por ejemplo, zumos frescos, se pueda utilizar en pasteles o salsas); servir platos individuales en lugar de buffets; la educación del personal sobre cómo usar los alimentos alternativamente; planificación de los menús de acuerdo con los alimentos que están en temporada; o usos alternativos de alimentos, lo que se conoce como sistema-cascada (por ejemplo, mediante la reutilización del exceso de alimentos a través de la distribución para alimentar a las personas en necesidad, el reciclaje del exceso de alimentos en comida para animales o compostaje o popularizar el uso de “bolsas de regalo” para que el cliente se lleve las sobras de la comida que no haya consumido en el establecimiento).
OBJETIVO 3: Gestión de residuos
Y finalmente, otro de los mayores desafíos del futuro desarrollo sostenible y del turismo circular será la gestión de residuos. La medición y gestión de los residuos en el turismo es importante para minimizar sus impactos ambientales negativos.
El número cada vez mayor de turistas, que producirá cada vez más residuos sólidos, inevitablemente pondrá énfasis en los sistemas de gestión de residuos de las comunidades locales. El desperdicio no solo tiene un impacto directo en el medio ambiente, sino también un impacto indirecto, que amenaza la salud de los residentes locales.
Frente a las prácticas de una economía lineal, donde la gestión de desechos se considera simplemente como una forma de deshacerse de los desechos a través de vertederos o incineración, y que sigue siendo el patrón de eliminación dominante en todo el mundo y genera una enorme pérdida de recursos valiosos y tiene un impacto ambiental muy elevado, una nueva perspectiva sobre los residuos está emergiendo. Una que reconoce la gestión de residuos como un proceso de recuperación de recursos, así como la prevención del impacto ambiental.
Al hacerlo, la gestión de residuos se convierte en un subsector importante de la economía circular, con el surgimiento de nuevos modelos de negocio y nuevos tipos de operadores. Algunos de estos se denominan “carroñeros” y “descompositores” y se refieren a empresas que son capaces de extraer recursos de los residuos mediante la aplicación de tecnologías de recuperación innovadoras (Ghisellini et al., 2015).
Encontrar soluciones innovadoras para abordar estos problemas será el camino a seguir para lograr un desarrollo sostenible. En la medida de lo posible, dar los primeros pasos es el comienzo del cambio.
Las empresas deben ser las primeras en ver las oportunidades y los beneficios financieros del consumo de productos locales, reducir el desperdicio y reorientar sus actividades para un mejor uso de lo que originalmente se tira en los contenedores, y ser conscientes que la implementación de un sistema de gestión de residuos no se limita a elegir el software adecuado o comprar las instalaciones necesarias. Para que cualquier programa de reducción o reciclaje sea un éxito, el personal debe participar, deben preocuparse realmente por los resultados. Si se les enseña cómo pueden mejorar la sostenibilidad del destino y la empresa, aumentarán los niveles de su compromiso. Para el éxito es necesario educar y comprometer a cada miembro del equipo con los métodos operativos y de control de residuos, que deben integrarse a los procesos generales de hotel o restaurante.
La tecnología es una aliada perfecta en estos procesos. Un ejemplo, de los muchísimos que podemos encontrar sobre soluciones de última generación para ayudar en la gestión del impacto de los residuos es un producto digital desarrollado para rastrear y medir los residuos creado por la empresa británica Winnow (Winnow, 2016). Este sistema involucra a los empleados para verificar en una pantalla cada desperdicio que ponen en una papelera de reciclaje. La cantidad de residuos en los contenedores de residuos de alimentos se mide diariamente. También procesa datos sobre el tipo de alimentos que se almacenan y la razón. Esta información ayuda a los restaurantes y hoteles a prepararse y producir de manera más efectiva, así como a minimizar el desperdicio de alimentos que los consumidores dejan repetidamente.
Es una de muchas herramientas que cada día se incorporarán con mayor naturalidad a las operativas, junto con mejores prácticas para reducir el desperdicio de alimentos y una mayor utilización de productos locales.
Turismo Circular: Extraordinarias oportunidades de negocio para todos los momentos del ciclo circular
Un aspecto fundamental de una transición hacia una economía circular (como tendencia) es la necesidad de soluciones para negocios circulares. En este preciso momento, miles de incubadoras de startups del mundo apoyan iniciativas alineadas con ofrecer soluciones que aporten valor a la implementación de la economía circular en cualquier sector, apoyando la transición hacia un nuevo sistema socio-tecnoeconómico a través de una re-conceptualización del propósito de la empresa, la lógica que impulsa su creación de valor y el replanteamiento de sus percepciones de valor.
En cada uno de estos modelos, basados en los que la Fundación Ellen MacArthur (2013) ha descrito como los cuatro ciclos de creación de valor circular (y junto a los que Renswoude y asociados han señalado dos adicionales), existen maravillosas oportunidades en el sector Horeca.
Modelo de ciclo corto
Mantenimiento, reparación y ajuste de productos y servicios existentes. Los modelos de negocio basados en flujos de material de ciclo corto incluyen: pago por uso (pago por uso del producto o servicio), reparación (extensión de la vida útil del producto a través de servicios de reparación), reducción de desperdicios (principalmente en el proceso de producción), plataformas de intercambio (facilitan que los productos y servicios se compartan entre los consumidores) y compra progresiva (pago periódico de pequeñas cantidades antes de la compra).
Modelo de ciclo largo
Extender la vida útil de los productos y procesos existentes. Los modelos de negocio basados en flujos de material de ciclo largo incluyen: contratación basada en el rendimiento (contrato a largo plazo y responsabilidad con el productor), gestión de devolución (incentivo para garantizar que el producto regrese al productor), ventas de la próxima vida (la vida del producto es la siguiente) y renovación y reventa (el producto obtiene su próxima vida después de los ajustes).
Modelo de las cascadas
Creación de nuevas combinaciones de recursos y componentes de materiales, así como compra de flujos de residuos reciclados. Los modelos de negocio basados en la cascada de recursos materiales incluyen: upcycling (los materiales se reutilizan y su valor se actualiza), el reciclaje (manejo de residuos y reutilización, donde los materiales se colocan en cascada y se reutilizan, se reciclan o se eliminan) y la producción en colaboración (cooperación en el valor de la producción, cadena de cierre de los bucles de material).
Modelo de los círculos puros
100% de reutilización de recursos y materiales. Los modelos de negocio basados en círculos puros de recursos materiales incluyen: cradle to cradle (rediseño del producto, 100% de bucles de materiales cerrados) y abastecimiento circular (solo para productos o materiales circulares).
Modelo del servicio desmaterializado.
Cambio de productos físicos a servicios virtuales. Esto implica ahorro de recursos y ganancias de productividad. Los modelos de negocio basados en servicios desmaterializados incluyen: paso de productos físicos a virtuales (cambiando la actividad física a virtual, cuando sea posible) y alquileres basados en suscripción (los consumidores pueden usar un producto o un servicio a un precio periódico bajo).
Modelo de producción bajo demanda
Solo se produce cuando hay demanda. Los modelos de negocio en esta categoría incluyen: producir bajo pedido (solo se activa el sistema de producción cuando hay demanda), impresión 3D (usar impresión 3D para producir lo que se necesita) y voto del cliente (hacer que los clientes voten qué producto fabricar). (Renswoude et al., 2015b).
Existen varias áreas donde las oportunidades también son remarcables, como los modelos de negocio de diseño ecológico basados en productos que se fabrican con menos recursos, que utilizan recursos reciclados y renovables y componentes que duran más tiempo y son más fáciles de mantener, reparar, actualizar y reciclar; los basados en el rediseño del producto mediante mejoras incrementales de los productos existentes; y los basados en el diseño y desarrollo de nuevos productos con uso eficiente de los recursos que se pueden reparar, actualizar y reciclar (EEA, 2016).
Estoy absolutamente segura del éxito en los próximos años de modelos de negocio de gestión de residuos relevantes para las pymes turísticas, ya que dentro de los tres campos de actividad basados en el turismo – alojamiento en hoteles, restaurantes de hoteles y spas – es perceptible que las empresas puedan adoptar modelos comerciales de gestión de residuos como parte de su producto. Los hoteles pueden vender textiles y ropa de cama usados, los restaurantes de hoteles pueden vender desperdicios de comida y otros recursos basados en la cocina, mientras que los spas pueden vender aguas con cualidades específicas.
Un modelo que creo que puede funcionar bien en turismo circular es el del alquiler de productos de alto valor, como equipos. En cierto sentido, la industria del turismo ya ofrece este tipo de servicios de arrendamiento para los turistas en algún caso (como el de material deportivo o de ocio), pero ir más allá y ofrecer la posibilidad de alquilar más “goodies” necesarios durante la estancia sin tener que transportarlos… puede ser un excelente servicio. El arrendamiento crea un incentivo para que las empresas recuperen los productos y materiales y obtengan un valor repetido de ellos, al tiempo que ofrecen a los consumidores el servicio que desean y les aseguran una cantidad mínima de residuos. Y finalmente la tendencia del “from owning to sharing” se consolida cada vez más.
Otro interesantísimo modelo es el que facilita el abastecimiento y la compra de alimentos locales a cocinas profesionales, y en el que algunas compañías han lanzado plataformas ONLINE que representan los mercados de los agricultores. Dan la oportunidad a los hoteles y restaurantes de comprar a granel, minimizando los costos logísticos. Dichas plataformas están ofreciendo a los productores a pequeña escala medios para realizar acciones de colaboración a nivel local, que son esenciales para satisfacer la demanda y seguir produciendo de manera sostenible.
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